viernes, 11 de febrero de 2011

REFLEXIONES SOBRE LA TERCERA OLA DE ALVIN TOFFLER

Lic. Johan K. Arias Prada
Docencia Universitaria – Aula 504


En La Tercera Ola de Alvin Toffler, se pretende describir la configuración que tomará el mundo en el futuro, es decir una vez superada la era industrial. A pesar de ser publicado en 1979, los conceptos expresados en el libro, en muchos aspectos, es bastante actual. Su lectura permite entender procesos como la globalización.

El autor expone su visión de que la humanidad estaba entrando en una nueva ola que afectaba a la producción, a la energía, a las comunicaciones, el comercio, el transporte el trabajo o la familia. Esos cambios ya los podemos observar con mucha mayor nitidez, puesto que está afectando progresivamente nuestra forma de vivir, de comunicarnos, de trabajar, y de aprender.

Tal rapidez de la información y de la forma cómo se adquiere y cambia el conocimiento, repercutirán en la concepción de educación y de persona educada, llevándolo a decir:

Un analfabeto será aquel que no sepa dónde ir a buscar la información que requiere en un momento dado para resolver una problemática concreta. La persona formada no lo será a base de conocimientos inamovibles que posea en su mente, sino en función de sus capacidades para conocer lo que precise en cada momento (p.56).

La sociedad digital, el hogar digital, el teletrabajo son realidades cada vez más presentes, auspiciadas por el exponencial crecimiento del número de ordenadores, de la reducción de sus precios, de los progresos en la rapidez de procesamiento, así como de la imparable aparición de software que permiten sacar más partido a los potentes ordenadores actuales.

Las sociedades post-industriales se encaminan hacia un escenario en el que la información y el conocimiento son indicadores de primera índole para asegurar el desarrollo de los pueblos y los ciudadanos.

La tercera ola estaría siendo generada por el fracaso del industrialismo y por la aparición de la revolución. Las consecuencias de esta ola afectarán seriamente la vida de los seres humanos, en aspectos como lo económico, lo político, incluso la misma vida familiar. Se trata, según menciona, de la muerte del industrialismo y el nacimiento de una nueva civilización.

Es un proceso que tiene características revolucionarias - por la profundidad y radicalidad de los cambios en la vida del ser humano - y globalizantes - porque se difunde a nivel planetario. En palabras de Toffler (1979):

Lo que ahora está sucediendo es, ni más ni menos, una auténtica revolución global, un salto cuántico en la Historia (p. 19)

En La tercera ola, Toffler propone sobre el proceso de cambio de la sociedad al control del poder y las tensiones que se generan alrededor del asunto. Tales ejemplos pueden verse en la democratización de algunos países árabes o asiáticos.

En palabras suyas, este proceso se centra en el papel del conocimiento en relación con el poder. Se presenta una nueva teoría del poder social, y examina los cambios que se avecinan en los negocios, la economía, la política y los asuntos mundiales.

A partir de sus hipótesis respecto de la llegada de la tercera ola, Toffler considera que estaría naciendo un nuevo sistema de poder que sustituiría al del pasado industrial. Esto traería una lucha por el poder que se entablará en todas y cada una de las instituciones humanas, empezando por el mundo empresarial, los Estados, el mercado, los medios de comunicación, incluso la familia y la religión.
El punto central para él es quién tendrá el control del conocimiento, pieza esencial de la civilización del futuro. Esto lo lleva a sentenciar:

Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender (p. 248)

Sin embargo, no olvidemos que su preocupación central parece ser la dificultad que percibe en el ser humano para la asimilación del proceso de aceleración del cambio, sin importarle tanto si este proceso es bueno o malo, si afecta o no la naturaleza del hombre.

Se desentiende de todo fundamento ético y se concentra sólo en el cambio como tal, cuyas características englobantes aparecen como diluyendo todo en él, engullendo la naturaleza ontológica de la persona humana y de las instituciones. Su enfoque es sólo positivista y fenoménico, a pesar de su pretensión de dar una explicación de alcance global.

Por otro lado, a pesar de que se esfuerza por moderarlo, se descubre en Toffler un optimismo que por momentos aparece como ingenuo. El ser humano finalmente terminaría adecuándose al cambio gracias a los medios tecnológicos y sus infinitas posibilidades de respuesta. Haciéndole sentenciar lo siguiente:

La sociedad necesita personas que se ocupen de los ancianos y que sepan cómo ser compasivos y honestos. La sociedad necesita gente que trabaje en los hospitales. La sociedad necesita todo tipo de habilidades que no son sólo cognitivas, son emocionales, son afectivas. No podemos montar la sociedad sobre datos (p. 315).

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